La muestra ha muerto

Ayer celebramos una interesante jornada de inscripción gratuita sobre control interno local, organizada por el grupo editorial Wolters Kluver en lo que parece el inicio de una nuevo práctica de relación con los profesionales que coexistimos en su entorno: unas veces como autores, otras como lectores, cuando no ponentes o simples asistentes a los congresos que frecuentemente patrocinan para el mundo local. En esta ocasión (vendrán más) varios cientos de espectadores virtuales presenciaron al tema “El ejercicio del control interno en la gestión económico-financiera de las entidades locales” donde intervinimos Nuria Josa, Fernando Chicano, Enrique Barreres y yo mismo.

Tras una breve exposición de cada uno llegó la media hora del coloquio. En ese momento, algún profesional entre los seguidores del evento preguntó a la mesa por la “obligatoriedad” de incluir en el plan anual de control financiero las áreas de “alto riesgo”. Recordemos que según la metodología que implanta el Real Decreto 424/2017 (Reglamento de control interno local) impone al interventor elaborar ese Plan que incluirá no sólo aquellas actuaciones que deriven de una obligación legal sino aquellas que “se seleccionen sobre la base de un análisis de riesgos”.

El propio artículo 31.2 (una joya que nos legó la ONA) especifica que debe ser consistente con los objetivos que se pretendan conseguir, con las prioridades establecidas para cada ejercicio y los medios disponibles, como recordó Nuria Josa, la Interventora de la Diputación de Girona, que además incluyó otra: cuando el área en cuestión está resolviendo las dificultades y parece más oportuno esperar al ejercicio siguiente, para tener una mejor perspectiva. Aquí Fernando Chicano, Interventor del ayuntamiento de Tarragona, nos dejó una frase tajante: la muestra ha muerto, con la que titulo la reseña de esta interesante actividad vivida ayer. 

En efecto, los Interventores han visto potenciado su perfil profesional (también sus obligaciones y responsabilidades, así como sus necesidades de formación continua) y con los mismos medios de siempre han desarrollado enormemente la faceta auditora, en una evolución que les lleva a utilizar con soltura una nueva metodología: las técnicas de tratamiento de datos, donde la muestra se aproxima cada vez más al universo de los datos.

Ahora, volviendo a lo cotidiano, Enrique Barreres, en el Manual de control interno de las Entidades Locales que coordinó, analiza los distintos métodos de selección y muestreo, aportando un modelo de aplicación para los controles. Junto al muestreo aleatorio, hay otro sistemático e incluso basado en el juicio del Interventor, por importes significativos o atípico, por el tercero o la operación inusual o hasta la fecha inapropiada.

La última cuestión de la jornada llegó desde México, donde el auditor Carlos Miguel Gómez quiso saber las posibilidades de fiscalización interna de los gastos relativos a la gestión de la pandemia y si se estaba afrontando a tiempo. Un tema complicado para el que no parece haber respuesta positiva y que nos permite concluir la cercanía de los modernos modelos de control interno de cualquier país democrático.

El control interno ya no es lo que era

La digitalización de la Administración y del control es un hecho, que aumenta cada día. La formación en nuevas tecnologías está siendo la estrella de la auditoría. También para saber evaluar los riesgos del control interno de las organizaciones en realción con las llamadas nuevas amenazas.

En ese contexto, la Revista Española de Control Externo, que edita el Tribunal de Cuentas de España, dedica el nº 64/2020 de su al tema monográfico de la modernización tecnológica del sector público y de fiscalización de su gestión. Recoge artículos de expertos nacionales e internacionales del mayor prestigio que veis el el cuadro adjunto). En consecuencia, resulta muy útil a quienes estudian o practican la vertiente tecnológica de la administración y control de las finanzas públicas.

De entre todos los anteriores, permitidme me deje llevar por mi amistad y admiración destacando la brillante aportación del funcionario de la Sindicatura de la Comunidad Valenciana, Antonio Minguillón. Es conocido que allí se incluyó en los Programas Anuales de Actuación de 2019 y 2020 realizar un informe sobre los controles básicos de ciberseguridad (CBCS) de los principales ayuntamientos para evaluar su preparación frente a este tipo creciente de riesgos. Así se han auditado los CBCS de los 15 ayuntamientos de mayor población y el autor nos cuenta cómo se ha medido la eficacia de esos controles y el estado de la ciberseguridad de los ayuntamientos.