Durante las XXVIII Jornadas de Gerencia Universitaria, celebradas en Murcia el mes pasado, el catedrático malagueño Daniel Carrasco presentó una ponencia sobre Contabilidad Analítica en universidades. Se trata de dar ejemplo a otras Administraciones Públicas, en una situación económica como la actual, que “incorpore nuevas técnicas de gestión ya utilizadas hace muchos años por las empresas de negocios y, al mismo tiempo, ofrezca la necesaria transparencia informativa sobre los centros de costes donde se desarrollan sus actividades y se conforman las prestaciones de servicios que ofrecen a la sociedad”. 

Se citaron diversas experiencias en universidades –apuntó a Oviedo, Cádiz, Zaragoza, Jaume I, Politécnica de Barcelona, Las Palmas, etc.- que no tuvieron continuidad. Hace cinco años, la Oficina de Cooperación Universitaria (OCU) creó un Comité Científico encargado de  elaborar el Libro Blanco de los Costes en Universidades y fundamentar la elaboración de una aplicación informática integrado en los restantes módulos del área económica.

“Una vez liberada la aplicación informática nos encontramos en el momento de la carga de las estructuras universitarias –catálogo de elementos de costes, ingresos, actividades, prestación de servicios, criterios de distribución, etc.- y los correspondientes datos económicos”, avanzó Carrasco.

Documento en información pública

Al mismo tiempo, en los inicios de 2010, por parte del Ministerio de Educación, se crea una Comisión de Contabilidad Analítica para Universidades, con representantes de la IGAE, de las CCAA, de la CRUE y del propio MEC, con la misión de elaborar un documento sobre cálculo de costes de servicios universitarios titulado “Modelo de Contabilidad Analítica para Universidades. Particularización del Modelo CANOA para Universidades” que acaba de ser enviado a los Rectores para que puedan remitir sugerencias hasta el 21 de enero. Posteriormente se convocará una última reunión de la Comisión para valorar las sugerencias y aprobar el texto.

Para ver su verdadera dimensión práctica, baste decir que el Ministerio de Educación y Ciencia, en la justificación de las subvenciones va a aceptar como overhead de los proyectos de I+D+i sólo aquellos que sean justificados con esos protocolos de contabilidad de costes. De tal manera, la única posibilidad de recuperar los costes indirectos de los proyectos es implantando realmente una contabilidad analítica. Si no: hay que justificar todos y cada uno de los gastos como directos.

Por otra parte, el informe del Tribunal de Cuentas de España sobre el sector autonómico y local 2004-2005 (pendiente de publicar) calculaba, de manera aproximada, los siguientes costes medios por curso de un alumno equivalente a curso completo. Un cuadro interesante para el debate económico presupuestario:

En la misma línea, en el seno de OCU, se está acometiendo una tercera edición del Libro Blanco de los Costes en las Universidades, de la que formo parte bajo la dirección del profesor Carrasco, para incorporar las novedades propuestas en el Documento Ministerial y las experiencias de personalización, tanto desde la perspectiva contable como de ejecución informática. Sus objetivos son los siguientes:

• Ofrecer un modelo teórico de costes a las universidades, sean públicas o privadas, españolas o de otros países.
• Diseñar un modelo práctico de implantación del sistema de costes en diferentes posibles niveles de desarrollo, partiendo de la experiencia que ahora tenemos.
• Facilitar la comprensión del modelo a aquellos que, aun conociendo muy bien la Universidad, no sean especialistas en contabilidad de costes.
• Ofrecer las claves para conducir los procesos de análisis y toma de decisiones en las universidades.
• Explicar el papel de la tecnología en la aplicación de un modelo de costes y recomendar un modelo de automatización.
• Definir las salidas de información realmente importantes para las universidades, de acuerdo con la regla paretiana del 80/20.
• Establecer un modelo de cuadro de mando universitario posible, viable y sostenible como soporte de las decisiones universitarias.
• Dar ejemplos prácticos que pongan de manifiesto las experiencias reales que se han tenido en las personalizaciones realizadas y que permitan a los futuros implantadores entender y conocer los principales problemas que se van a encontrar y la forma de solucionarlos.
• Incorporar los resultados de la Comisión creada por el Ministerio de Educación para la implantación de la Contabilidad Analítica en las universidades españolas.
• Ayudar a las administraciones públicas a conocer, entender y comprender los costes de la enseñanza superior.

Tendencias en educación superior

Coincidiendo con la anterior línea de trabajo debemos mencionar el reciente libro de OCU, Tendencias Universidad 2020, que refleja las opiniones de los expertos con relación a distintos temas concernientes al futuro de las universidades, tanto desde el punto de vista de las áreas de gestión (gobierno universitario, docencia, gestión académica, gestión económica, investigación, etc.), como desde el punto de vista de aspectos estratégicos que inciden de forma transversal en esa gestión universitaria, como por ejemplo, la internacionalización, calidad, cooperación y movilidad, entre otros.

Entre sus conclusiones destacamos la constatación de que el sector universitario sufrirá profundas transformaciones en un horizonte de 4 a 8 años. Serán ejes principales de las políticas nacionales universitarias la certificación de la calidad y la financiación asociada a resultados. En este sentido vale la pena recordar algunas ideas que tan sólo se han manifestado tímidamente a lo largo del estudio:

• Vinculación permanente con los egresados, como público objetivo, en un enfoque de formación a lo largo de toda la vida, incluso con una programación académica específica. Especialmente en el caso europeo en el que la matriculación en los primeros cursos está descendiendo.
• Posible especialización entre universidades orientadas principalmente a la docencia de grado y otras con mayor dedicación a posgrado e investigación.
• Mayor flexibilidad de los programas curriculares y de las actividades académicas para que los estudiantes tengan más facilidad para realizar sus estudios, lo que habrá que hacer compatible con el necesario nivel de control y seguimiento de su dedicación y progreso.
• Más autoformación de los estudiantes en conocimientos y transformación paulatina del perfil de los docentes hacia la tutoría y el apoyo en el aprendizaje de competencias, lo que a su vez conlleva la adquisición de nuevas competencias por parte de éstos.
• Estrategias de mercado compartidas entre universidades de diferentes regiones y con diferentes enfoques académicos.
• Mayor presencia de representantes de la sociedad en los órganos de dirección de las universidades, sin perjuicio de su carácter autónomo.
• Evolución hacia un nuevo modelo en el que los actuales y futuros espacios universitarios regionales e interregionales sean el paradigma de una universidad sin fronteras, abierta y transcultural. El Espacio Europeo de Educación Superior puede representar una ventana de oportunidad abierta en esa dirección.

Una de las tendencias claras del escenario universitario es el aumento de la enseñanza exclusiva no presencial, que tiene ya varios precedentes en España (UI de Cataluña, UI de Valencia, UI de Andalucía o UI de La Rioja) y en el extranjero y suponen una verdadera encrucijada para la Universidad actual, que avanza a un modelo de Universidad a dos velocidades, plagada de recortes presupuestarios desde hace un par de años y donde no acaba de consensuarse un sistema estable de financiación ( Documento del Consejo de Universidades )

En este contexto, el Gobierno castellano-leonés acaba de aprobar la remisión a las Cortes regionales del proyecto de Ley de creación y reconocimiento de la Universidad Privada «Universidad Internacional de Castilla y León» con sede en Burgos. El proyecto se debatirá esta semana, entre la crítica de las cuatro universidades públicas de esa Comunidad Autónoma y que se refieren a la falta de experiencia académica de los promotores, a la utilización del nombre de Castilla y León y a que la demanda de estudios proyectada ya está cubierta.