La auditoría pública: una especialidad profesional

Daniel Faura escribía hace unos días una interesante tribuna en el diario Cinco Días donde incitaba a una vigilancia social activa y participativa frente a la corrupción. Para conocerla y acotarla cada vez con mayor aproximación y detalle, facilitando su detección y, sobre todo, su prevención se necesita la suma de muchos medios: no sólo los órganos de control o las distintas iniciativas académicas, sociales y ciudadanas como Transparencia Internacional o plataformas como Civio, también la prensa, la judicatura, la fiscalía, la policía …..

El autor, también se atreve a darnos una radiografía del defraudador: hombres (en el 70% de los casos) y universitarios entre 35 y 55 años, que ocupan puestos de responsabilidad en las organizaciones, con una antigüedad superior a cinco años en la misma entidad y actuando en connivencia con otros, como nos cuenta en esta entrevista  tras su participación, hace un mes, en el Primer Congreso Nacional Antifraude celebrado en Madrid.

Daniel Faura: “Los defraudadores presentan una personalidad común: seductores, falsos, ingeniosos, dominantes, manipuladores, obsesionados por una ambición desmesurada, por la codicia, y con capacidad de autojustificación y autolegitimación de sus desviadas actuaciones”.

En los últimos años, Daniel ha manifestado su preocupación por la lucha contra la corrupción y el papel de los auditores en la detección del fraude. Lo hace en sus colaboraciones periodísticas (por ejemplo: aquí) o académicas (por ejemplo: aquí). Siempre es cita obligada por sus aportaciones, como podéis ver en la 27 entradas de los doce años de esta bitácora donde, por muy diversas razones se le menciona.

Daniel Faura: “Los auditores disponemos de conocimientos suficientes para colaborar con las organizaciones en el diseño e implementación de planes de control antifraude, o para participar en actuaciones específicas de investigación”.

Un sabio del Llobregat

¿Quién es este personaje que parece conocer tan bien la condición humana? Pues Daniel Faura i Llimós, nacido hace setenta años (que cumplirá en mayo) en el entorno rural de Olvan (Berguedà) y una persona muy querida en nuestro mundo fiscalizador, como queda me manifiesto en esta cariñosa reseña en La Vanguardia. Tanto es así, que la Fundación para la Formación e Investigación en Auditoría del Sector Público (FIASEP), integrada por representantes de las Cámaras y Sindicaturas de Cuentas autonómicas, así como de Instituciones de control interno, le concedió en 2014 el premio a la trayectoria personal en el campo de la auditoría pública. Un rasgo muy peculiar para quien trabaja en una firma privada.

Siempre estuvo Daniel cómodo en ese entorno público-privado, pues durante sus primeros pasos profesionales había ejercido como directivo en dos grandes ayuntamientos catalanes, hasta que decidió crear, en 1986, su propia firma de auditoría y consultoría: Faura-Casas. Una organización que pronto sería conocida en el ámbito nacional e internacional por su experiencia y sensibilidad hacia el sector público, lo que les llevó a publicar manuales de contabilidad y auditoría pública, que fueron comentados en esta bitácora. En 2008, nos sorprendíamos porque un despacho de auditoría dedicase tiempo y dinero a promover publicaciones sobre temas profesionales del sector público.

Nuestra conciencia profesional

Conocí a Daniel en noviembre de 1997, con ocasión de las primeras Jornadas de Auditoría Pública del Principado de Asturias, en cuyo comité organizador yo participaba como Interventor de la Universidad de Oviedo. La foto adjunta muestra su panel moderado por el catedrático asturiano Antonio Martinez Arias, que está junto a Enrique Llano, socio de KPMG. Faura disertaba sobre “La auditoría pública: una especialidad profesional” donde pasaba revista a las diferencias entre los trabajos de auditoría en el sector privado y en el público: los niveles de materialidad, el alcance en relación al control interno, las recomendaciones, la mención expresa del grado inobservancia de la legalidad o el distinto plan contable que pueden llegar a utilizar. Reconocía entonces la exigencia de un “plus” de conocimientos normativos que exigía la dedicación a la auditoría en el sector público.

Con la perspectiva que dan estos 20 años, veo que Daniel creía profundamente en ese mensaje, pues abanderó como presidente del Col.legi de Censors de Cataluña muchas iniciativas en esa área, desde extraordinarias jornadas para los profesionales hasta posgrados para mejorar la formación de los futuros auditores.

Daniel Faura: “Aunque los principales responsables de la prevención y detección del fraude son el gobierno y la dirección de las entidades, al asumir el encargo de una auditoría somos responsables de obtener una seguridad razonable de que los estados financieros que se analizan están libres de incorrecciones materiales causadas por fraude o error”.

El próximo 10 de abril termina Daniel Faura su mandato al frente del Col.legi de Censors Jurats. Unos días después, el día 19 de abril, podremos verle (¡entre el público del salón de actos!) en la 9ª Jornada de Auditoría del Sector Público que impulsó muy directamente durante los últimos años; esta edición bajo el lema «Nuevas perspectivas del Sector Público». Un mandato fecundo al que no me sustraigo a rendir su legítimo homenaje.

Clausurando una de sus jornadas de auditoría pública con el Síndic Major de Catalunya

3 comentarios en “La auditoría pública: una especialidad profesional

  1. Elsa Ferreyros

    Magnífico profesional, su incansable esfuerzo por hacer un trabajo impecable es un orgullo para Catalunya, es además un ejemplo como humanista y un privilegio conocerlo como persona.

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