José María Gimeno Feliú acaba de publicar un excelente manual titulado “La Ley de Contratos de Sector Público 9/2017. Sus principales novedades los problemas interpretativos y las posibles soluciones“. Tras el primer año de vigencia, la obra analiza los principales problemas prácticos de la LCSP con propuestas interpretativas que den soluciones a los mismos. El autor reconoce en la introducción (pág. 15) que esa problemática no siempre se puede “imputar” a la nueva normativa y sugiere “llegado el momento de analizar y repensar nuestra organización administrativa” así como la necesidad de un cambio de cultura de gestión pública como causa de la distorsión aplicativa de la LCSP.

Es un hecho que la implantación de la nueva normativa ha estado plagada de dificultades. En su día titulamos una entrada de esta bitácora “Tocata y fuga de los funcionarios de contratación”, precisamente glosando una de los mejores paneles a los que ha asistido en los últimos años, protagonizado por la Presidenta de la OIRESCON, María José Santiago junto al propio Chema Feliú, durante II Congreso de Compliance en el Sector Público.

El tema no asusta únicamente a los empleados públicos. José Ramón Chaves, publicaba hoy una tribuna de opinión del diario La Nueva España (“Se buscan altos cargos”) apuntaba las dificultades para fichar políticos intermedios ante las dificultades que acechan a su futura gestión: parcos presupuestos, dificultades administrativas para la ejecución de los proyectos, bajas retribuciones, absoluta dedicación y total escrutinio mediático y político, que hace a los veteranos jefes de servicio contestar a las propuestas con la clásica aparta de mi ese cáliz. Reconociendo que no hay vuelta atrás, también bromeaba Chaves sobre “la barrera de trámites y garantías hacen que contratar un gaitero para la fiesta local resulte mas complicado y lleve mas tiempo que si el concejal aprende a tocar la gaita”.

La Ley de Contratos ha venido para quedarse largo tiempo

En ese sentido, el propio Gimeno Feliú, en su epílogo reflexivo del manual citado defiende la oportunidad de su aprobación y la transparencia que conlleva la nueva regulación, pidiendo estabilidad del marco jurídico para preservar la seguridad jurídica y dar sentido a las soluciones aportadas. También considera clave una estrategia de profesionalización de la contratación pública, tanto en la formación y preparación de todos los sujetos implicados, como en la asunción de un estricto código ético.

”Como ejemplo de profesionalización debe quedar claro que la composición de la mesa de contratación, como órgano de asesoramiento técnico, impide que participen cargos políticos”.

El autor concluye alertando frente a ciertos grupos que consideran esa normativa como burocracia que complica los proyectos estratégicos o la eficacia administrativa y que “pretenden revertir la decisión del legislador para volver al ‘punto de partida’ caracterizado por la libertad de contratar a través de la técnica del contrato menor”.

En definitiva, una obra imprescindible que mezcla la exposición de las principales novedades de la legislación con buena doctrina y mejor jurisprudencia, sin perder la crítica que su autor ha elevado a cualidad personal en sus intervenciones. Os dejo una de sus últimas tribunas en el Heraldo de Aragón.