Sí, Ministro

Desde el exterior, las burocracias pueden parecen un estático hormiguero donde nunca pasa nada. Les aseguro que en su interior se desenvuelven tensiones que desencadenan tremendas fuerzas en sentido contrario: la parte política intentando innovar o gestionar el cambio y el componente administrativo intentando defender las estructuras vigentes, la repetición y la antigüedad. Todo un juego del gato y el ratón que está perfectamente teorizado por la sociología de las organizaciones. Alcaldes e interventores, sin ir más lejos, practican todos los días, con discreción, este juego de pesos y contrapesos, que ya forma parte de la gobernanza.

No es frecuente que nuestras miserias cotidianas salten a la popularidad de un best-seller y menos a una serie televisiva. Es el caso del libro Yes Minister, (“Si, Ministro”) cuya carátula veis en la foto adjunta. La satírica obra que da lugar a una divertida serie “de culto” del mismo nombre, ambas escritas por Jonathan Lynn y Antony Jay, sobre la Administración británica y las relaciones entre funcionarios y políticos. La BBC obtuvo importantes premios con ella y acabó promoviendo su secuela, “Sí, Primer Ministro”.

En España, Rafael Iturriaga Nieva, al finalizar su presidencia del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (1998-2002), promovió una edición institucional de su traducción castellana. Me consta que algún puritano del control se rasgo las vestiduras. Hay quienes creen que si los Tribunales de Cuentas mantienen mucho contacto con la sociedad civil, eso hará más difícil su labor auditora. Es una idea venerable, aunque no es la mía, como podéis comprobar con la simple existencia de esta bitácora.

Rafael Iturriaga, que veis en la foto, en la actualidad consejero del órgano fiscalizador del sector público vasco, termina el prólogo del libro con estas palabras:

Hay en este libro, para quien sepa leerlo, más recomendaciones, avisos y sugerencias que en muchos documentos oficiales. Va con ellas, en todo caso, un gesto de comprensión y un cómplice guiño de afectuosa solidaridad”… ¡Valiente Rafael!.

Los personajes centrales de “Sí, Ministro” son dos:

James Hacker, que esperaba ser nombrado Ministro de Agricultura y es designado para la cartera de Asuntos Administrativos. Su hipotético diario es la base sobre la que se construye el libro, que permite a los autores hacernos partícipes de sus reflexiones sobre la burocracia británica.

Sir Humphrey Appleby el Secretario Permanente del ministerio, cuyo objetivo es evitar que los ministros se entrometan demasiado en la labor de gobernar. Como máximo funcionario del departamento durante 25 años, les mantiene ocupados entregándoles montañas de papeles para firmar y manteniéndolos en la más profunda de las ignorancias sobre lo que sucede a su alrededor. De este modo intenta que los funcionarios puedan hacer y deshacer a su antojo y que nada cambie mientras le da al ocupante del sillón la sensación de que está haciendo algo de provecho. Con frecuencia debe acudir en auxilio del Ministro para salvarle de situaciones embarazosas.

La trama principal es la lucha del Ministro por sacar adelante sus proyectos frente a las tácticas dilatorias del Secretario Permanente. La clave la tenemos en una conversación (pág. 117) que el ministro tiene con su predecesor en el cargo, al que saluda en la cafetería del Parlamento y que le informa de las cinco etapas de la Inercia Creativa del burocratismo, que ha aprendido durante su mandato y que os resumo, a continuación.

La Inercia Creativa en cinco lecciones

Primero el Alto Funcionario sostiene que la Administración está en los primeros meses y que hay una enorme cantidad de asuntos pendientes. Después si el Ministro insiste, le dice que comprende su buena intención: “ciertamente convendría hacer algo, pero ¿es este el camino indicado?

En caso de insistencia ulterior el Alto Funcionario cambia de terreno, del cómo al cuándo: “Ministro, este no es el momento conveniente por muchas razones”. Muchos ministros abandonan en esta tercera etapa, pero si no es así, se le dirá que existen dificultades técnicas, políticas o legales: “las dificultades legales son las mejores porque pueden ser absolutamente incomprensibles y eternas”, le dice su predecesor.

Como las primeras cuatro etapas han llevado tres años, la última consiste en declarar que, dada la proximidad de las elecciones, no es posible asegurar la aprobación del proyecto.

Pero no penséis que la narración está sesgada contra los funcionarios. Recoge también la vanidad de los políticos, su dependencia enfermiza de la prensa, el clientelismo, la dicotomía de la política necesaria y la política electoralista (casi siempre gana la segunda) y otras exquisiteces.

El vídeo que agrupa las diez horas y media de los 21 capítulos (35€) es muy expresivo, con diálogos de altísimo nivel para los que conocemos la Administración. El libro aporta otra visión, con sus ricas meditaciones y dudas, al estar narrado en primera persona. En la página de Carballada podeis acceder a los capítulos que circulan por Internet.

Los Ayuntamientos

Os presento a continuación un diálogo entre ambos protagonistas, incluido en las paginas 446 y siguientes. En él queda reflejado con nitidez el tono de autobiográfico de la novela.

17 marzo.
Hoy ha sido la reunión con Sir Humphrey. El tema previsto eran nuestras responsabilidades acerca de los gobiernos locales.

Todo empezó con los malentendidos habituales.

– Las autoridades locales –dije–. ¿qué haremos con ellas?
– Bueno, hay tres áreas de acción: presupuesto, edificios y personal.

Lo felicité por su acierto.

– Muy bien, Humphrey. Ahí es donde está el problema.

Se sorprendió.

¿El problema?
– Sí -dije-. Ése es el problema de los Ayuntamientos. El presupuesto, los edificios y el personal no dejan de aumentar.
– No, ministro – dijo, en un tono condescendiente-, Creo que no ha comprendido usted. Yo me refería al presupuesto, los edificios y el personal de este departamento. Es obvio que deben aumentar si tenemos nuevas responsabilidades.

Yo no fui todavía más condescendiente:

– No, Humphrey: me temo que usted no haya comprendido bien. –Le dije que el gobierno local era una espantosa confusión y le pregunté qué podíamos hacer para mejorarlo, para que fuera más eficaz y más económico.

No respondió a la pregunta. Vaciló y luego trató de desviarme por medio de la adulación.

– Ministro, esta nueva jurisdicción le da más influencia y más peso en el gabinete; pero no debería darle más trabajo ni preocupaciones. Eso sería una tontería.

Yo encuentro ahora muy fácil resistirme a sus pretextos. Repetí obstinadamente que debíamos detener el desorden y el despilfarro de las autoridades locales.

– ¿Por qué?
– Porque ese es mi trabajo. Somos el gobierno; nos han elegido para gobernar.
– Ministro, ¿no querrá usted interferir con los derechos democráticos de los miembros libremente elegidos de los gobiernos locales?

Yes, Minister.

8 comentarios en “Sí, Ministro

  1. La serie «Sí, ministro» no tiene desperdicio. No sabía que el Tribunal Vasco de Cuentas hubiera publicado ese libro. Me parece, cuando menos, curioso. Indagaremos a ver si es posible conseguir algún ejemplar ;-).

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  2. Hola Profesor Arias, me gustaría conseguir un ejemplar del libro. En mi país no creo que esté publicado, ¿me puede indicar cómo adquirirlo?
    Felicitaciones por su magnífica página y ánimo en el esfuerzo.
    Un saludo afectuoso, desde Venezuela.

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  3. Pedro Herrero

    Lo poco que he podido ver de la serie, me ha parecido un reflejo brillante de la vida administrativa. Retrata con humor, es decir con inteligencia, las presiones y tensiones a las que se enfrentan políticos y funcionarios en los despachos.

    Gran idea el haber traido su edición escrita.

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  4. Angel Molia

    Querido Antonio, vos siempre estás con la escopeta lista y no se te escapa ninguna perdiz. Siempre traés un enfoque diferente sobre temas que son comunes a todos los ámbitos. Los párrafos que trascribís de «Sí, Ministro» caricaturizan una realidad que vemos a diario en todas las administraciones (si hasta me parece estar escuchando las voces). Hojeando en la Web vi que ha sido publicado por Editorial Ultramar (España) y alguna librería de nuestro país sugiere que lo tiene. Un abrazo, desde Neuquen, Argentina.

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  5. Victoria Fernandez

    No he leído el libro, pero me encanta la serie de la BBC tanto la primera «Yes Minister» como la secuela «Yes, Prime Minister». Es un fiel reflejo de la burocracia que, por más modernizaciones que intentemos, aún pervive en la Administración.

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