O Jardim do Paço (el Jardín Episcopal) de Castelo Branco, en Portugal, fue construido durante el siglo XVI. En él pueden verse algunas estatuas de granito con un gran simbolismo, donde todo se funde recordando cuan pasajera es la vida.
Sorprende el carácter contemplativo del jardín, con representaciones de las partes del mundo conocidas entonces, los signos del Zodiaco, los ciclos de las estaciones y de los meses del año; el aire y fuego, base del universo en la concepción griega y las Virtudes: Prudencia, Templanza, Fortaleza, Justicia …
Durante el pasado verano fotografié algunas de estas últimas porque me sugerían su aplicación a la función pública. Nótese en la foto como el funcionario imprudente juega al solitario mientras caduca un plazo.
Cualidades del funcionario
El actual sistema de empleo público español presenta serias incertidumbres. Por ejemplo, no permite conocer las reglas del ascenso jerárquico, ni tiene establecido un sistema de valoración (cuantitativa o cualitativa) ni de compensación del trabajo realizado. Además, las expectativas de promoción no están establecidas y dependen de forma absoluta del ascenso, que es aleatorio: modificación en la plantilla o aprobar una nueva oposición. Hace un año, lo decía Rafael Jiménez: “no quiero ser directivo”, única opción para mejorar la retribución.
Las cualidades personales no serán importantes en el ascenso. En el sector privado, el liderazgo es la habilidad directiva más valorada por las empresas que cotizan en IBEX35, según se desprende de los informes disponibles. Le siguen la comunicación y el trabajo en equipo. Sin embargo, en los próximos años, la innovación y la creatividad también ocuparán un lugar destacado todas las organizaciones.
¿Y en la Administración? La Exposición de Motivos del EBEP, recuerda que el servicio público español se asienta sobre un conjunto de valores propios, sobre una específica «cultura» de lo público que, “lejos de ser incompatible con las demandas de mayor eficiencia y productividad, es preciso mantener y tutelar”.
Los funcionarios practicamos la cultura organizativa pasiva y defensiva, donde prevalece la cultura del “no”. El “si” implica riesgo. Fuentes Quintana decía en su Manual de Hacienda Pública que “si no haces nada, nunca pasa nada. Pero si lo haces y te equivocas, las consecuencias pueden ser nefastas en la Administración.
¿Porqué la diferencia? Pues porque los principios se imponen al servidor público están distantes de las cualidades IBEX35. Un ejemplo es el Código ético del los funcionarios argentinos, que destacan, cual catecismo, las virtudes del servidor público. Selecciono unos pocos, a título de curiosidad:
La prudencia, actuando con pleno conocimiento de las materias sometidas a su consideración, inspirando confianza en la comunidad y cuidando la imagen que debe tener la sociedad respecto de sus servidores.
La templanza, desarrollando sus funciones con respeto y sobriedad, usando las prerrogativas inherentes a su cargo y los medios de que dispone únicamente para el cumplimiento de sus funciones y deberes, evitando la ostentación que pudiera poner en duda su honestidad o su disposición para el cumplimiento de los deberes propios del cargo.
La Justicia, teniendo disposición permanente para el cumplimiento de sus funciones, otorgando a cada uno lo que le es debido, tanto en sus relaciones con el Estado, como con el público, sus superiores y subordinados.
La normativa española es mucho más parca. El artículo 52 del EBEP señala entre los Deberes de los empleados públicos que actuarán con arreglo a los siguientes principios que inspiran el Código de Conducta de los empleados públicos: objetividad, integridad, neutralidad, responsabilidad, imparcialidad, confidencialidad, dedicación al servicio público, transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, honradez, promoción del entorno cultural y medioambiental, y respeto a la igualdad entre mujeres y hombres.
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