Ciencia para todos

La centenaria (¡459 años!) Universidad Mayor de San Marcos (Perú) concedió el doctorado honoris causa al exrector salmantino y catedrático de Biología Celular, José Ramón Alonso, con quien comparto plataforma del blog, junto a Sevach, como podéis ver en la barra lateral. El homenajeado es gran gestor, extraordinario investigador y mejor divulgador de temas científicos, como nos muestra con regularidad en su bitácora.

En su discurso ceremonial habló sobre ciencia y humanidad:

Nos enfrentamos como sociedad, como civilización, como cultura, incluso como especie, a unos retos enormes, difíciles, cruciales. Para alimentar a la población que existirá en el año 2050 se calcula que se necesitarían tres planetas como el nuestro, y no existen esos planetas. Se acabarán también en las próximas décadas los combustibles fósiles en los que hemos basado el desarrollo económico de los dos últimos siglos. Muchos minerales se agotarán antes del 2050 y todavía no hemos conseguido encontrar nuevos yacimientos que los sustituyan. Debemos pensar que quizá no existen. Las nuevas guerras serán por el agua, tendremos serios problemas con la seguridad alimentaria, existirán nuevos flujos migratorios que movilizarán millones de desplazados y refugiados (…)

Sentiremos de nuevo nuestra fragilidad ante los desastres naturales y nuestra imperfección ante las maldades de algunos hombres. Pero debemos pensar que somos una especie única y hemos sido capaces de las mayores atrocidades pero también responsables de progresos maravillosos, de historias únicas, de ser la especie que ejemplifica en la Biosfera, la ternura, la decencia, la inteligencia, el amor, la amistad. Una especie que cuida a sus crías y a sus mayores como ninguna otra. Una especie que hace cosas únicas, hermosas, impactantes: de puentes a enciclopedias, de Machu Picchu a la poesía de César Vallejo.”

Alonso no pierde oportunidad para generar esperanza y confianza en los investigadores. Sin embargo, los científicos reconocen que atravesamos una  época donde cada vez cuesta más trabajo encontrar gente valiosa que quiera dedicarse a la investigación. Hoy mismo lo reconocía Margarita Salas «En este momento la carrera científica es poco atractiva para los jóvenes, que no ven futuro para la carrera investigadora». Los nuevos modelos del éxito profesional parece que van por otro lado.

Debemos elogiar las iniciativas para que los ciudadanos participen en la ciencia. El portal “¿Qué reto quieres hacer realidad?” (ver canal youtube) permitió a la ciudadanía europea (107.309 votos) participar a traves de la web en la determinación de las prioridades científicas del futuro. Ganó por escaso margen la propuesta “Almacenar la electricidad de forma más eficiente” a poca distancia de “Órganos artificiales para reemplazar órganos dañados”. Y es que la ciencia ya no es cosa de científicos chiflados.

Así, leyendo este fin de semana el interesante artículo de Público sobre la ciencia hecha por “aficionados” (en realidad, no tan aficionados) conocemos que el mayor experto de España en polillas trabaja en el Metro de Madrid y el único especialista en pseudoescorpiones trabaja en un banco. «A los profesionales nos come el tiempo la burocracia, se nos va el día presentando proyectos de investigación para obtener financiación, haciendo informes», se quejan.

3 comentarios en “Ciencia para todos

  1. Ana

    Me alegra mucho ese reconocimiento de la universidad mas antigüa de latinoamérica hacia José Ramón Alonso, gran profesional y mejor persona.
    Quizás el problema de la ciencia para todos va a ser la financiación, esperemos que esto pueda solventarse con éxito en el futuro.

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  2. mario alberto gómez maldonado (México)

    ¡Ciencia para la auditoría pública!

    Cuando se habla de ‘ciencia para todos’, pareciera que solamente se involucra a las personas, tal es la cita de Margarita Salas, en cuanto a que «la carrera científica es poco atractiva para los jóvenes, que no ven futuro para la carrera investigadora». Ésto ciertamente es un problema, pero es una visión restringida, y en nuestro campo (la fiscalización) debemos matizar su enunciación, en los puntos siguientes:

    1. La cuestión no es solamente de los jóvenes. ¿Acaso en el mundo de los adultos observamos que se privilegie la investigación? No, entonces, cómo se pretende inculcar en las nuevas generaciones el espíritu de investigación si los adultos no predicamos con el ejemplo.

    2. Resulta una paradoja que «los científicos reconocen que atravesamos una época donde cada vez cuesta más trabajo encontrar gente valiosa que quiera dedicarse a la investigación», porque después de más de dos mil años, la sociedad ha reproducido a «modernos Diógenes Laercio» en una búsqueda de ‘gente valiosa’ cuando en cada campus universitario y en cada ciudad, imploran muchos investigadores una oportunidad. Aunque claro, el adjetivo de ‘valiosa’ indica más el carácter restictivo que la apertura a nuevas formas de indagación.

    3. Sí nos enfrentamos como sociedad a retos enormes, difíciles y cruciales, esto no se reduce al medio ambiente, lo observamos y lo sufrimos con la economía, y los órganos de control y fiscalización tienen también su parte de responsabilidad. Pero los «expertos» en auditoría pública continúan sosteniendo que es una técnica, y sabemos que la técnica es solamente una manera de hacer. Pero ante los retos que enfrentamos ¿Por qué no dotar a la auditoría pública de la estructura de la ciencia?

    Quizá se argumente que las «ciencias contables o empresariales» le otorgan el carácter de cientificidad. Sin embargo, es la tragicomedia en la que se encuentra la auditoría, en su generalidad. Pero como las «ilustres» universidades lo avalan, luego, es una verdad. Enfrentemos el estudio y debate de la ciencia en la auditoría y en la contabilidad. Y entonces, podamos vislumbrar a mucha gente valiosa sin necesidad de la lámpara de Diógenes Laercio.

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