
Conocí a Jesús Muruzabal Lerga a principios de los noventa, cuando yo era interventor de la Universidad de Oviedo y él responsable en la Cámara de Comptos del informe de auditoría de la Universidad Pública de Navarra. Supongo que le llamaría para comentar alguna observación de sus trabajos, porque en esa época José Ramón Chaves y yo escribíamos una sección los lunes en el diario Expansión y la Cámara de Comptos era una fuente interesante de noticias sobre la Administración. Tiempos de correo postal y boletines oficiales para conocer los informes, que generosamente me enviaban.
Jesús es un clásico de nuestro mundo de la fiscalización. La Cámara de Comptos fue la primera institución de control externo de la recuperada democracia (su ley de 1980, la del TCu de España del 82) y se fue dotando de auditores, entre los que seleccionó a Jesús, que se incorporó a la Cámara en enero de 1984, con la presidencia de Mariano Zufía, a quien dedicó un artículo donde cuenta las andanzas de esos primeros años.
Desde entonces, ha participado en los informes más significativos de la Cámara, donde al no haber áreas permanentes todos los auditores trabajan en todas. Así, sus informes relacionados con los ingresos tributarios, con los peajes en la sombra, la educación y la universidad, sanidad, beneficios fiscales, urbanismo y, por supuesto, los dos vídeo informes: uno sobre residuos sólidos y otro sobre el saneamiento de los ríos de Navarra. Ambos ya lejanos en el tiempo, son de 1996 y del año 2000, y no tenemos noticia de que este camino abierto por la Cámara de Comptos se haya seguido por ningún otro ocex del Estado.
Es un prolífico autor, tanto desde la perspectiva profesional como divulgativa. En la revista Auditoría Pública podemos encontrar muchos de sus trabajos. En el número 3 de Auditoría Pública de 1995 coincidimos Chaves y yo con él y con Antonio Minguillón, en un número monográfico sobre la Universidad Pública que todavía es de interesante lectura y sus recomendaciones siguen vigentes.
En 2001, su corto artículo “La auditoría pública en el año 2055” ya anticipaba el auge diel consumo on line (¡y el reloj de Apple!) o la desaparición del papel físico (¡no los papeles de trabajo!). Su interés por le hizo impulsar junto al citado Minguillón (Comunidad valenciana y otro titán) y Josu Zubiaga (País Vasco) el Foro Tecnológico hoy consolidado y lugar imprescindible de encuentro para el apoyo informático de los auditores. Siempre buscando la reflexión crítica, en 1999 titulaba con el reto “Los órganos de control externo ¿sirven para algo?” donde presenta las claves de la eficacia de nuestras instituciones de fiscalización.
En fin, sin ir más lejos, el último número de la revista podemos incluye otro artículo suyo plagado de cuestiones prácticas, donde alerta de la trascendencia que han tomado las grandes corporaciones empresariales al considerar que los principios y normas de contabilidad y auditoría (teóricamente técnicos y asépticos) pueden incidir en la esencia de nuestro sistema político:
“La contabilidad ha evolucionado y de una contabilidad presidida por el principio de prudencia y con criterios jurídico-patrimoniales se ha pasado a una contabilidad cuyo principio fundamental es el de la imagen fiel; se han separado totalmente los criterios económicos y los fiscales y se ha optado por lo que podemos considerar una contabilidad financiera, seguramente en consonancia con una economía donde lo financiero predomina”.
Sobre las colaboraciones periodísticas, generadoras de opinión ciudadana, en 2013, destaca otro artículo de la prensa local navarra, titulado “elogio y necesidad de la política”, donde leemos:
“Europa no es capaz de articular una respuesta política. Aquella idea de una sociedad cohesionada, con diferencia cada vez menores y con buenos servicios púbicos, está dando paso a una sociedad en la que prima la ley del oeste … por eso necesitamos políticos política. Necesitamos recuperar la importancia de lo público, de lo de todos. Necesitamos esos visionarios dispuestos a cambiar el rumbo de las cosas, de ilusionar a un país ….”
Aunque el trabajo que le ha dado más lata ha sido el libro conmemorativo del centenario de la bodega cooperativa de su pueblo, San Martín de Unx, que se celebró en el año 2014.
En fin, que se ve que somos amigos desde hace años. Su «amortización» para el mundo del control y la auditoría es una eventualidad que no por previsible es deseable. A todos nos llegará y no hay nadie imprescindible. Así debe de ser para que el mundo evolucione y se renueve. Jesus acudirá a su trabajo, por última vez, el cinco de julio próximo. Tomará el café con sus compañeros y amigos, como lo ha hecho durante décadas, en una envidiable camaradería que he podido comprobar en mis visitas. Recogerá sus cosas, hará algunas bromas y se irá con la discreción que siempre le caracterizó. Y todos nos quedamos un poco huérfanos.
Gracias por tu articulo, es un merecido homenaje a Jesús Muruzabal al que recuerdo en los inicios de esta aventura de los órganos de control externo.
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Jesús Que te vaya muy bien en tu nueva etapa, ha sido un placer trabajar contigo estos años. un abrazo.
José Luis
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Jesus Muruzabal, gran profesional que nuestra sociedad tiene que segue aprovechando…!,,
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