
La noticia que leemos hoy en el diario “El economista”, correspondiente a la comparecencia de la Ministra de Administraciones Públicas en el Senado, nos permite reflexionar sobre una de las patologías del Estado de Derecho: el burocratismo, término más correcto que burocracia, como un buen modelo de organización estática y previsible, que estudió con acierto Max Weber hace un siglo.
También se relaciona esta noticia con las dos entradas anteriores de esta bitácora: la corrupción y la reducción del número de funcionarios en Francia: ¿El burocratismo genera corrupción? ó ¿Cuanto más grande es el Estado, más corrupción hay? y ¿más trabas administrativas?
Entre las cosas que me sorprendieron de mis admirados amigos brasileños es que durante años tuvieron un “Ministro de la Desburocratizaçao”, lo que parece una contradicción en si misma. Conociendo el sentido de humor brasileño imagino los grandes chistes (“piadas”, en portugués) que habrán tenido que soportar estos ministros para hacer frente a sus duras responsabilidades.
Uno de los más conocidos titulares de esa cartera de la Desburocratizaçao fue Hélio Beltrão, hace un cuarto de siglo, en cuyo nombre se constituyó una influyente Fundación que promueve las ideas de calidad, racionalización, de aumento de la productividad y cercanía de los servicios públicos al ciudadano, al que se busca aliviar de exigencias excesivas.
Burocracia e Internet
Todos sabemos que el principal aliado contra el burocratismo ha sido Internet y que su progresiva implantación en las Administraciones Públicas acaba con muchas prácticas viciosas, potencia la transparencia y evidencia la corrupción. Hoy un ministerio de estas características tiene más que ver con la implantación de la e-administración que con las ideas liberales.
En España, de acuerdo con la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 90% de la población asegura, que «nunca» se ha encontrado con un funcionario público que le pidiera algún favor o soborno a cambio de un servicio. Un 3,1% responde que esta situación se le ha presentado «a veces».
Además, parece que los españoles no perciben que para “moverse” en la Administración sea imprescindible “conocer a alguien” que aligere los trámites. Así, aunque es mayoritaria (82%) la opinión de que el trato que recibe la gente de los funcionarios varía según los contactos que se tengan, la realidad es que al 42% casi siempre o a menudo los funcionarios le tratan de manera imparcial. Veamoslo en la propia encuesta del CIS.
PREGUNTA 16
¿Con qué frecuencia considera Ud. que los funcionarios tratan de manera imparcial y sin favoritismos a la gente?.
La pregunta se complementa con la siguiente, que refleja lo obvio: … ¡aunque si conoces a alguien, mejor!.
PREGUNTA 17
¿Cree Ud. que el trato que recibe la gente por parte de los funcionarios varía según los contactos que tenga la gente?
También es interesante la respuesta a la siguiente pregunta que reconduce las prácticas corruptas a la política, fuera de la Administración, pero nos pone en alerta frente a esos empleados.
PREGUNTA 19
Aproximadamente, ¿cuántos funcionarios públicos cree que están implicados en cuestiones de corrupción en España?.
En fin, que no podemos quejarnos demasiado, pero la cosa no está para tirar cohetes. Y para que paseis un buen fin de semana, nada mejor que un chiste del genial Quino, para reflexionar sobre los procedimientos y los favores.


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