El Consejo Social de la Universidad de Salamanca (USAL) acaba de editar la publicación “La Parte y el Todo. El impacto económico de la Universidad de Salamanca”, dirigido por el catedrático de Economía Aplicada, Rafael Muñoz de Bustillo, y elaborado por los profesores de la USAL Rafael Bonete, Miguel Carrera, Fernando Esteve y Rafael Grande.
Con este estudio la Universidad más antigua de la península se suma a otra veintena de instituciones españolas de educación superior donde ya se ha realizado la estimación del impacto económico de su actividad, con el modelo ACE (American Council on Education) experimentado durante más de cincuenta años en muchas universidades del mundo.
El trabajo ha optado por centrarse en aquellos impactos más ciertos y mensurables, en los efectos de demanda o corto plazo obviando aquellos efectos económicos a más largo plazo (como la influencia del capital humano en la capacidad productiva del país, los efectos sobre el crecimiento y bienestar de las actividades de investigación y desarrollo, etc) o sociales pues el Alma Máter salmantina desempeña el rol de entidad fijadora de población: de no existir la gran mayoría de sus estudiantes se habrían trasladado a otras ciudades.
Así, desde un riguroso prisma económico, el volumen de negocio de la USAL representa el 7% del Producto Interior Bruto de la provincia salmantina y casi el 1% del PIB derivado del tejido económico de Castilla y León: 920 millones de euros anuales.
Impacto directo
Es conocido que en la Usal el porcentaje de los alumnos locales no llega al 50% de la matrícula total, con gran capacidad de atracción de alumnos extranjeros y de otras comunidades autónomas. Eso implica un fuerte impacto económico, que se cuantifica en 159 millones de euros anuales vinculados al gasto total neto de los estudiantes, más los 19 millones que aportarían los amigos y familiares que visitan a los alumnos, los 5,9 millones que dejan los estudiantes de Cursos Internacionales y los 2,9 millones que inyectaron en la economía los 170 congresos y reuniones científicas asociadas a la actividad de las facultades de la Universidad.
A estos datos hay que sumar la demanda de bienes y servicios de la propia Universidad (43,2 millones de euros), así como el consumo de bienes y servicios por parte de sus trabajadores, que asciende a 92,3 millones de euros.
Impacto indirecto
La existencia de la Usal tiene, además, un efecto expansivo sobre la producción nacional que alcanza la cifra de 540 millones. De esta manera, por cada euro de subvención o transferencia de la Comunidad Autónoma, se devuelven seis. Para los 2.877 empleos a tiempo completo el estudio encuentra otros 7.604 empleos indirectos, en sectores como las administraciones públicas, seguidas por otras actividades empresariales, la hostelería y el comercio.
Hay que agradecer a la Fundación CyD que iniciase, hace unos años, el camino para analizar la contribución de las universidades al tejido económico y social, que ahora se ha concretado en estos estudios.


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