Los "Pata Negra"

Reunión del Gobierno

Con frecuencia los jefes consideran un problema contar en su equipo con demasiada gente extraordinaria e independiente. Piensan que ello les obligará a un esfuerzo suplementario para liderar con transparencia interna, para que sus colaboradores no entren en conflicto y se impongan a sus iguales, sin que ninguna de sus fuertes personalidades desequilibre el equipo gobierno.

Por el contrario, Obama nos ha impresionado por rodearse de colaboradores muy experimentados dentro de su gobierno. Suena muy bien pero no es habitual: los gestores veteranos (“pata negra”) suelen tener un colmillo retorcido, tienden a ir por libre y son una fuente de problemas para trabajar coordinados. Muchos son los líderes que prefieren apoyarse en jóvenes con más compromiso y lealtad que experiencia, que acepten más la autoridad que el poder. ¿Cuál es la diferencia? José Ramón Pin explica que poder es “que otros hagan lo que yo quiero”, mientras que autoridad es “que otros quieran lo que yo quiero”.

Como funcionario siempre he querido trabajar con directivos con futuro, quizás porque suelen tener un estilo participativo y abierto, entrenando a sus colaboradores en las responsabilidades y hasta preparando su propia sucesión con naturalidad. Por el contrario, los jefes “eucaliptus” no permiten a nadie crecer a su alrededor; lo cual es muy grave en una función pública española donde la sobrecualificación es la regla, donde abundan los conserjes licenciados.

Dilbert: pincha para ampliar

Trabajar en la burocracia dificulta la promoción: no destaca quien hace lo que debe, sino sólo quien se excede. Hace unos meses la vanguardista revista digital materiabiz se preguntaba si merecía la pena ser un buen empleado:

Algunos empleados llegan a la oficina, saludan y se ponen a trabajar. Otros, además de cumplir con las obligaciones de su puesto, ayudan a sus compañeros y se postulan para nuevos proyectos. Pero, ¿qué actitud permite llegar más lejos en la carrera? …

Os dejo buscar la respuesta. Otra posibilidad es transformarse en un “trepa”. Unos empleados que son despreciados por sus iguales y ensalzados por su jefes, que no dudan en romper el equilibrio existente en las relaciones laborales para tocarlos con su dedo providencial. Le reconoceréis por su tendencia a minusvalorar a sus compañeros y apropiarse de su trabajo. Pero no les subestimemos pues los trepas tienen tantas cualidades como impaciencia. Las estructuras chirrían porque tienen prisa; quieren anticipar el futuro, aun a costa de dejar un reguero de cadáveres en los armarios de los negociados.

Cada vez más los individuos y los mandos intermedios tienen menos espacios para esconderse de los controles, por la mayor capacidad tecnológica para procesar información con gran rapidez. En las empresas, la implantación de objetivos trimestrales está a la orden del día.

Esta no es mi empresaEl profesor de Periodismo en la U. Carlos III, Ignacio Muro aprecia que estos nuevos modos de dirección privada pretenden que la gente trabaje hasta reventar, por lo que no es extraño que los empleados desarrollen escepticismo mientras interiorizan un nuevo código de comportamiento que se concreta en la afirmación “Esta no es mi empresa”, que sirve de titulo a su reciente libro (Ecobook, 2008, 22€ y 240 pág.), presentado ayer. El objetivo es el esfuerzo permanente, empujar a todas las unidades mas y mas en una presión creciente desde la cumbre de la jerarquía.

Pero volvamos a la Administración Pública, donde se quejan de la gran dificultad para encontrar directivos entre los Altos Funcionarios, en teoría los mejores conocedores del servicio público. Parte de la culpa pueden tenerla los llamados “incentivos perversos”. Los empleados públicos que han ocupado un Alto Cargo consolidan, para el resto de su futura carrera administrativa, una parte importante de su retribución, en forma de complemento. Yo mismo aspiro a ello algún día …

Sin embargo, se produce una paradoja. Estos exdirectivos públicos, estos funcionarios “Pata Negra” ganan más tras cesar y volver a la anónima y pacífica ocupación del técnico. Vamos, que muchos no tienen ninguna gana de repetir la experiencia y ningún miedo al regreso a la vida civil. El sueño de Max Weber, el padre de la moderna burocracia, que recomendaba al político ser económicamente independiente de los ingresos que la política pueda proporcionarle. La izquierda ha criticado siempre esta concepción porque dejaba esa actividad en manos de las clases “acomodadas”. ¿Somos los funcionarios la nueva burguesía?

Ya hemos hablado aquí, que la diferencia entre quien vive “para” la política y quien vive “de” la política se sitúa en el nivel económico. La política puede ser una noble vocación pero también una profesión y la fuente regular de ingresos. El aprieto surge cuando un directivo público cesante va directamente a las listas de desempleo. Eso si que genera fidelidad al Jefe y esa amenaza suaviza muchas enérgicas voluntades. No hay mayor nobleza que la dimisión de quien vuelve a la fábrica.

Aprovecho para mencionar aquí el post de Juan Freire que concluye que, en España, “no contamos con políticos que sean verdaderos líderes”. En su opinión, “no necesitamos gestores sino líderes transformadores”.

Una versión de este artículo fue publicado en el diario La Nueva España el 28-1-2009.

8 comentarios en “Los "Pata Negra"

  1. Antonio, te ha quedado redondo. Después de leerlo he tenido la sensación de haber llevado a cabo una buena comida rodeado de buenos amigos y una buena sobremesa.

    Mi experiencia en jefaturas es que con demasiada frecuencia adoptan el modelo «eucaliptus», según ellos muy a su pesar, pero bloqueando las posibilidades de desarrollo potencial de sus subordinados. Estilo mili, vamos.

    Luego se quejan de falta de motivación, de que ellos lo tienen que hacer todo, etc. y a la postre echan la culpa de todos los problemas a sus subordinados, atribuyéndose a si mismos todos los méritos.

    Lo normal es que los que pueden se larguen hartos de la soberbia directiva.

    En lo que no estoy de acuerdo es en la motivación de un funcionario para no querer ser directivo. Yo detecto una brecha importante entre las motivaciones del Alto Cargo (político) habitualmente coyunturales (<= 4 años) y las del funcionario, que hace que el compromiso electoral del político no sea fácilmente asumido por el funcionario.

    Como consecuencia no es que haya falta de oferta, sino que hay falta de demanda.

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