
El carácter universal de nuestro sistema sanitario está tan aceptado, que un 96% de la ciudadanía reclama a los poderes públicos “ofrecer asistencia sanitaria para todos”, según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (pregunta 5). Aunque la mitad de los españoles abogan, en general, por reducir el gasto público, el 85% cree que se debe gastar más en Sanidad (pregunta 6). Incluso un 33% aceptaría expresamente tener que pagar más impuestos para ello.
El polo contrario es el sistema sanitario estadounidense, glosado en el artículo del diario El Economista, que encabeza esta entrada: “Ambulancia, 475$; Oxígeno, 50$; gasolina, 7$; total 532$”. Esto por el traslado al hospital y continúa: «Estancia en una habitación del servicio de emergencia durante 3 horas, 662$; atención médica, 106$; medicamento, 5$”. Todo (1.305$) por una simple reacción alérgica a un medicamento. “Por supuesto, no estamos hablando de apendicitis, donde el precio de saldo ronda los 40.000 dólares”, concluye el periodista. El último documental de Michael Moore critica las desigualdades de la asistencia en EEUU, donde 47 millones de personas (el 15% de la población) carece de seguro médico.
El carácter universal de nuestro sistema sanitario está tan aceptado, que un 96% de la ciudadanía reclama a los poderes públicos “ofrecer asistencia sanitaria para todos”, según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (pregunta 5). Aunque la mitad de los españoles abogan, en general, por reducir el gasto público, el 85% cree que se debe gastar más en Sanidad (pregunta 6). Incluso un 33% aceptaría expresamente tener que pagar más impuestos para ello.
El polo contrario es el sistema sanitario estadounidense, glosado en el artículo del diario El Economista, que encabeza esta entrada: “Ambulancia, 475$; Oxígeno, 50$; gasolina, 7$; total 532$”. Esto por el traslado al hospital y continúa: «Estancia en una habitación del servicio de emergencia durante 3 horas, 662$; atención médica, 106$; medicamento, 5$”. Todo (1.305$) por una simple reacción alérgica a un medicamento. “Por supuesto, no estamos hablando de apendicitis, donde el precio de saldo ronda los 40.000 dólares”, concluye el periodista. El último documental de Michael Moore critica las desigualdades de la asistencia en EEUU, donde 47 millones de personas (el 15% de la población) carece de seguro médico.
El apreciado sistema sanitario español, con sus 17 subsistemas autonómicos, está planteado para todo menos para el ahorro, si es que en este servicio público podemos suscitar este concepto sin ofender. En España, todas las regiones están inmersas en una escalada de gasto sanitario y han aumentado los presupuestos de salud para el año 2007 en un promedio del 7,1%, una cifra inferior al crecimiento de 2006 (11,47%), de acuerdo con los datos publicados por David Cantarero en Análisis Local nº 72 y que pueden verse en el cuadro adjunto. Dejaremos para otro artículo los aspectos presupuestarios, que son sólo una parte compleja e importante del problema, y el tema favorito del querido profesor Barea.

Estos días, los gestores sanitarios suelen poner un ejemplo del escenario en que se mueven: los ocho nuevos hospitales de Madrid, que necesitarán 1200 médicos ¿De dónde saldrán? Yo supongo que de las Comunidades vecinas: fundamentalmente de las dos castillas. Estoy seguro que Ciudad Real, Valladolid o Salamanca verán disminuir sus profesionales, atraídos por una tentadora oferta madrileña. Dentro de unos años será imposible encontrar médicos sustitutos.En algunas Comunidades, aun parecen numerosas las cifras de médicos contratados temporales para suplencias de uno o varios días. La Cámara de Comptos de Navarra así lo reprochaba en su informe anual del ejercicio 2005: “44.717 contratos que suponen aproximadamente 3.500 personas a jornada completa”.Frente la escasez de profesionales sanitarios, poco puede hacerse a medio plazo en las facultades de medicina, que cuidan la formación de los médicos en un lento proceso, donde las decisiones que hoy se tomen no se notarán hasta dentro de diez años: seis de graduación y cuatro de especialidad.

Otro aspecto es la asistencia hospitalaria. El Tribunal de Cuentas de Francia abordó en febrero de 2007 el problema de los Servicios de Urgencia, con ocasión del informe anual. Constató lo que es público y notorio: sólo el 20 % de los pacientes ingresados en los servicios de urgencias son hospitalizados, convirtiéndolos en verdaderas «consultas no programadas”. Una práctica onerosa ya que el coste medio del paso por urgencias es 223 euros (pág. 336), “claramente superior al del médico de familia (48 euros)”.
Según el informe, sería necesario “un sistema de información fiable y compartido que permita conocer de manera instantánea los recursos disponibles en camas y en especialidades médicas» pues la mejora de las Urgencias «depende menos de nuevos medios financieros que de medidas relativas a la orientación de los pacientes, a la organización de los servicios y a la coordinación de la actividad hospitalaria con la medicina de familia». En España, los Centros de Atención Primaria ya están recibiendo gran cantidad de estas urgencias y los Órganos de Control Externo realizan el seguimiento de todo tipo de prestaciones.
Respecto al galopante gasto farmacéutico, se utiliza una variedad de fórmulas no-financieras para racionalizarlo, como los medicamentos genéricos, la receta electrónica y su seguimiento; hasta el co-pago de los servicios sanitarios que, por ahora, nadie se atreve a defender políticamente en España. Quiero decir copago además de lo que trabajadores y empresas cotizamos mensualmente en la nómina. En la actualidad, los medicamentos recetados tienen un coste para los trabajadores (“recetas verdes”) que pagan el 40% del precio y los funcionarios (afiliados a Muface) que pagan el 30%. Los pensionistas (las famosas “recetas rojas”) no pagan nada. El siguiente paso será cobrar la asistencia médica, mediante un simbólico co-pago que disuada del abuso.
Sobre el co-pago, existen varios problemas “operativos” para implantar físicamente ese tipo de actuación. ¿Se pondrían máquinas expendedoras en los centros o, como ironizaba el Consejero valenciano del ramo “¿habrá que sacar un ‘bonobus’ en el que se descuente cada vez que se acude al centro sanitario?”.
La ministra francesa de Sanidad (¡y Deporte!) aseguraba el último día de julio que se implantará en 2008 el sistema de co-pago (“franchise”) simbólico en las prestaciones sanitarias: de 0,50 € por consulta médica, 0,50 € por receta y 2 euros para los transportes sanitarios. Aunque las mujeres embarazadas o los niños serán excluidos, así como los titulares de ayuda médica del Estado, la disposición prevé ahorrar 850 millones de euros que se asignarán a la lucha contra la enfermedad de Alzheimer, contra el cáncer y a la duplicación de las estructuras de cuidados paliativos » y no servirá para financiar el déficit de la Seguridad Social”. No han tardado en aparecer las críticas que denuncian que la medida se sale del sistema solidario de financiación de la salud.
Habrá que estar a la expectativa de la sanidad francesa, para ver si resulta tanto ahorro. También puede darse el mismo efecto inicial del carné por puntos: reducir los accidentes de circulación hasta asimilar el proceso.
El apreciado sistema sanitario español, con sus 17 subsistemas autonómicos, está planteado para todo menos para el ahorro, si es que en este servicio público podemos suscitar este concepto sin ofender. En España, todas las regiones están inmersas en una escalada de gasto sanitario y han aumentado los presupuestos de salud para el año 2007 en un promedio del 7,1%, una cifra inferior al crecimiento de 2006 (11,47%), de acuerdo con los datos publicados por David Cantarero en Análisis Local nº 72 y que pueden verse en el cuadro adjunto. Dejaremos para otro artículo los aspectos presupuestarios, que son sólo una parte compleja e importante del problema, y el tema favorito del querido profesor Barea.

Estos días, los gestores sanitarios suelen poner un ejemplo del escenario en que se mueven: los ocho nuevos hospitales de Madrid, que necesitarán 1200 médicos ¿De dónde saldrán? Yo supongo que de las Comunidades vecinas: fundamentalmente de las dos castillas. Estoy seguro que Ciudad Real, Valladolid o Salamanca verán disminuir sus profesionales, atraídos por una tentadora oferta madrileña. Dentro de unos años será imposible encontrar médicos sustitutos.En algunas Comunidades, aun parecen numerosas las cifras de médicos contratados temporales para suplencias de uno o varios días. La Cámara de Comptos de Navarra así lo reprochaba en su informe anual del ejercicio 2005: “44.717 contratos que suponen aproximadamente 3.500 personas a jornada completa”.Frente la escasez de profesionales sanitarios, poco puede hacerse a medio plazo en las facultades de medicina, que cuidan la formación de los médicos en un lento proceso, donde las decisiones que hoy se tomen no se notarán hasta dentro de diez años: seis de graduación y cuatro de especialidad.

Otro aspecto es la asistencia hospitalaria. El Tribunal de Cuentas de Francia abordó en febrero de 2007 el problema de los Servicios de Urgencia, con ocasión del informe anual. Constató lo que es público y notorio: sólo el 20 % de los pacientes ingresados en los servicios de urgencias son hospitalizados, convirtiéndolos en verdaderas «consultas no programadas”. Una práctica onerosa ya que el coste medio del paso por urgencias es 223 euros (pág. 336), “claramente superior al del médico de familia (48 euros)”.
Según el informe, sería necesario “un sistema de información fiable y compartido que permita conocer de manera instantánea los recursos disponibles en camas y en especialidades médicas» pues la mejora de las Urgencias «depende menos de nuevos medios financieros que de medidas relativas a la orientación de los pacientes, a la organización de los servicios y a la coordinación de la actividad hospitalaria con la medicina de familia». En España, los Centros de Atención Primaria ya están recibiendo gran cantidad de estas urgencias y los Órganos de Control Externo realizan el seguimiento de todo tipo de prestaciones.
Respecto al galopante gasto farmacéutico, se utiliza una variedad de fórmulas no-financieras para racionalizarlo, como los medicamentos genéricos, la receta electrónica y su seguimiento; hasta el co-pago de los servicios sanitarios que, por ahora, nadie se atreve a defender políticamente en España. Quiero decir copago además de lo que trabajadores y empresas cotizamos mensualmente en la nómina. En la actualidad, los medicamentos recetados tienen un coste para los trabajadores (“recetas verdes”) que pagan el 40% del precio y los funcionarios (afiliados a Muface) que pagan el 30%. Los pensionistas (las famosas “recetas rojas”) no pagan nada. El siguiente paso será cobrar la asistencia médica, mediante un simbólico co-pago que disuada del abuso.
Sobre el co-pago, existen varios problemas “operativos” para implantar físicamente ese tipo de actuación. ¿Se pondrían máquinas expendedoras en los centros o, como ironizaba el Consejero valenciano del ramo “¿habrá que sacar un ‘bonobus’ en el que se descuente cada vez que se acude al centro sanitario?”.
La ministra francesa de Sanidad (¡y Deporte!) aseguraba el último día de julio que se implantará en 2008 el sistema de co-pago (“franchise”) simbólico en las prestaciones sanitarias: de 0,50 € por consulta médica, 0,50 € por receta y 2 euros para los transportes sanitarios. Aunque las mujeres embarazadas o los niños serán excluidos, así como los titulares de ayuda médica del Estado, la disposición prevé ahorrar 850 millones de euros que se asignarán a la lucha contra la enfermedad de Alzheimer, contra el cáncer y a la duplicación de las estructuras de cuidados paliativos » y no servirá para financiar el déficit de la Seguridad Social”. No han tardado en aparecer las críticas que denuncian que la medida se sale del sistema solidario de financiación de la salud.
Habrá que estar a la expectativa de la sanidad francesa, para ver si resulta tanto ahorro. También puede darse el mismo efecto inicial del carné por puntos: reducir los accidentes de circulación hasta asimilar el proceso.

El artículo 56 del Estatuto Básico del Empleado Público (


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