“Imagina, por un momento, que un día los dichosos americanos aciertan con esa bomba de neutrones que mata pero no destruye […]. Pues bien, si eso ocurriera, yo tendría que venir corriendo aquí, arrodillarme ante el señor Cayo y suplicarle que me diera de comer […]. El señor Cayo podría vivir sin mi, pero yo …
