Esta semana coinciden en la prensa dos nuevas noticias relacionadas con la opinión ciudadana sobre la corrupción. Se trata de dos series periódicas. La primera, de orden internacional y anual, el Índice de Percepción de la Corrupción que elabora Transparencia Internacional para 175 países. Además, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hacía público el barómetro español y mensual correspondiente a este mes de noviembre, sobre la situación política y económica así como la percepción ciudadana sobre sus problemas. Veámoslos.
Preocupaciones de los españoles.
El barómetro del mes de noviembre que nos presenta el CIS revela que la preocupación por la corrupción se disparó, con una subida de 21 puntos -63,9% de los encuestados frente al 42,7% de octubre-, aunque sigue siendo el segundo problema tras el paro, que se menciona en el 77% de los ciudadanos.
Además, ha aumentado siete puntos desde octubre el porcentaje de españoles que califica la actual situación política como «mala» o «muy mala» -un 87,8% de los encuestados-. En definitiva, respecto a la situación económica, sólo un 16.4% es optimista y cree que mejorará.
Esta inquietud se ha desbocado en los últimos años. Así, en octubre de 2011 solo un 9,2% apuntaba a la corrupción como preocupación.
ÍPC2014
El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional se elabora a partir de las opiniones de expertos sobre la corrupción en el sector público de todos los países. El resultado de este año, el IPC2014, indica que dos tercios de los Estados suspendieron pues obtuvieron una puntuación inferior a 50, en una escala de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de bajos niveles de corrupción). Dinamarca se sitúa en la primera posición, con una puntuación de 92, mientras que Corea del Norte y Somalia comparten el último lugar, con apenas 8 puntos.
En las dos últimas ediciones, España ha alcanzado las puntuaciones más bajas en los últimos quince años. España ha venido a consolidar en el IPC 2014 la puntuación que recibió en 2013, cuando obtuvo una puntuación (59) tras descender 10 puestos respecto al año 2012. Estas puntuaciones suponen la continuación en el cambio de ciclo que se inició a partir de la crisis económica, que hizo que España pasase de puntuaciones de 7,1, en un declive paulatino a puntuaciones en torno al 6.
Las razones de este descenso en los dos últimos años son, para el capítulo español de Transparencia Internacional, complejas: por una parte, los sistemas de control se han mostrado más eficaces y han venido aflorando muy numerosos casos de corrupción; por otra parte, las denuncias de los medios de comunicación y el relevante eco social y atención prestada a los casos ahora aflorados han influido intensamente en la percepción ciudadana, generando un estado general de indignación; también es cierto que la crisis económica ha incrementado el nivel de exigencia social, y aunque la justicia (y las fuerzas de seguridad) vienen cumpliendo su función con cierta eficacia y nivel de resultados, a pesar de su lentitud, se ha generado desde fines de 2009 un muy alto nivel de alarma social; finalmente, para los promotores del informe español, el enfriamiento de la economía, especialmente en el sector urbanístico, permite pensar que los casos de corrupción se han reducido en ese ámbito, la lentitud de las sanciones penales, la baja intensidad de las penas en casos de corrupción relevante, la expansión de los escándalos a las instituciones clave del Estado, y la sensación de impunidad explican bien la percepción social negativa que se mantiene en este Índice.
Resto del mundo
La puntuación de varios países tuvo un descenso de al menos cuatro puestos. El descenso más marcado fue el de Turquía (-5), China, (-4). Esta última bajó de 40 punto en 2013 a 36 en 2014, a pesar de que el gobierno ha reconocido la necesidad de investigar a funcionarios que esconden en el extranjero activos obtenidos de manera ilegítima. En enero de este año, diversos documentos confidenciales que salieron a la luz pública revelaron la existencia de 22.000 clientes de paraísos fiscales provenientes de China y Hong Kong.
También se observan graves problemas de corrupción y lavado de dinero en los demás países BRIC. Este año ha trascendido que una de las principales compañías petroleras habría utilizado sociedades secretas para sobornar a políticos en Brasil (que obtuvo una puntuación de 43) o personas de India (con 38 puntos) utilizan cuentas bancarias en Mauricio (54) y que ciudadanos de Rusia (27) hacen lo mismo en Chipre (63).
Continúan como países «ultracorruptos» los Estados fallidos como Somalia, Irak, Afganistan, Sudán (del norte y del Sur) o los clásicos de Corea (aquí sólo «del Norte») o Venezuela (con 19 ¡parecía imposible empeorar el 20 del año pasado!) que acompaña a los anteriores con el dudoso mérito de ser el país más corrupto de América.
En el lado bueno, Dinamarca, que ostenta el mejor resultado del índice, demuestra una profunda consolidación del estado de derecho, apoyo a la sociedad civil y normas claras que regulan la actuación de quienes ocupan funciones públicas, y adoptó a su vez una medida ejemplar en noviembre, al anunciar que prevé crear un registro público con información sobre quiénes verdaderamente controlan cada sociedad o son los beneficiarios finales de todas las sociedades constituidas en ese país: “Ninguno de nosotros volaría en aviones que no registran a los pasajeros, pero sí permitimos que sociedades secretas oculten actividades ilícitas. La existencia de registros públicos que muestren quiénes son los verdaderos titulares de una empresa haría que no resulte tan sencillo a los corruptos llevarse consigo el botín obtenido mediante el abuso de su posición de poder”, expresó el Director Ejecutivo de Transparency International, Cobus de Swardt.
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