
Desde hace casi un siglo, se celebra cada 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer. Como recuerda la propia ONU, se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.
La ocasión proporciona una oportunidad de rendir homenaje a los logros de la mujer y destacar las necesidades y las preocupaciones de la mujer en las agendas nacionales, regionales y mundiales. Nosotros no podíamos ser menos y queremos glosar dos noticias de la mujer en el mundo de la fiscalización.

La primera reseña se refiere a un conocido estudio realizado por el Banco Mundial, titulado “Corrupción y Mujeres en el Gobierno” que concluye que hay niveles más bajos de corrupción gubernamental cuando existen niveles más altos de participación femenina. El trabajo justifica su conclusión porque las mujeres cuentan con estándares más altos de comportamiento ético y demuestran estar más preocupadas por el “bien común”.
Una aplicación práctica de la anterior afirmación podemos encontrarla ayer, en el diario El País, que se hacía eco de la noticia por la cual se otorgaba a mujeres policía el control del tráfico de Lima (ocho millones de habitantes) para acabar con los sobornos exigidos por los hombres. Unos 500 policías varones sean transferidos a otras labores en las comisarías.
Por lo tanto, “el cuerpo de policía de tránsito” quedará conformado por 2.074 agentes, mujeres en su inmensa mayoría:


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