
El Tribunal de Cuentas de Francia publicaba, hace unos días, un informe “horizontal” relativo a la situación y perspectivas de los aeropuertos franceses ante los desafíos del transporte aéreo. Sus conclusiones son perfectamente trasladables a España, en un momento en que se habla de modificar el actual modelo de aeropuerto y donde la opinión pública está todavía conmocionada por el trágico accidente de Barajas.
La gestión de 154 aeropuertos locales de Francia ha sido descentralizada por aplicación de una ley de 2004. A los anteriores debemos sumar las transformaciones profundas y estatutarias de “Aeropuertos de París” y otros doce grandes aeropuertos regionales como consecuencia de una ley de 2005. Por eso, este informe temático presenta el primer balance de las transformaciones del escenario aeroportuario francés.
Resumimos a continuación un resumen de sus principales conclusiones:
1.- Las situaciones económicas y financieras son muy distintas, según las tres categorías que segmentan el sector aeroportuario:
a) La inmensa mayoría de los aeropuertos locales están en déficit crónico y aseguran la continuidad de su actividad esencialmente gracias a las subvenciones regionales, que alcanzan a veces importes muy significativos y conducen a interrogarse sobre la pertinencia de la conservación de ciertas plataformas.
b) Los grandes aeropuertos regionales quedaron en propiedad del Estado y apenas alcanzan el equilibrio financiero, aunque el número de pasajeros recibidos debería permitirles dar beneficios.
c) En cambio, Aeropuertos de París presenta unos resultados positivos. Las subidas en los cánones cobrados, la importancia del tráfico debido al atractivo de la región parisina y al papel de plataforma de correspondencias de Air France-KLM explican ampliamente esta situación.
2.- La calidad del servicio es insuficiente en Aeropuertos de París a pesar de ciertas mejoras. Quedan puntos negros como la circulación en las terminales, la información a los pasajeros, la gestión de las colas, las condiciones de transporte de los pasajeros entre los aviones y las terminales, particularmente.
Las subidas autorizadas por el Estado sobre los cánones pagados por los pasajeros no tuvieron como contrapartida una mejora suficiente de la calidad de servicio. A este respecto, el anexo de «calidad» del Contrato de Regulación Económica firmado por Aeropuertos de París con el Estado parece insuficiente, pues la ley de 2005 confía a aquella la misión de coordinar la acción de los diferentes agentes (compañías aéreas, subcontratistas, servicios del Estado). Las modalidades de puesta en ejecución de esta crucial dimensión de la gestión aeroportuaria está aun por definir.
3.- La incidencia de las compañías de bajo coste representa una oportunidad pero también un recurso frágil, particularmente para ciertos pequeños aeropuertos cuya supervivencia depende de ellos.
Estos aeropuertos se disputan los nuevos tráficos a veces a costa de inversiones importantes sin garantía de continuidad en los servicios.
4.- La implantación de las infraestructuras aeroportuarias sobre el territorio francés no es racional. El Estado no realizó los ajustes necesarios cuando mantenía lo esencial de los medios de acción. Ahora, transferida la propiedad de los aeropuertos más pequeños, corresponderá a las regiones tomar decisiones estructurales teniendo como base un análisis profundo y fiable de las ventajas y de los costes de la conservación en actividad de plataformas crónicamente deficitarias.
5.- Los problemas vinculados al respeto del medio ambiente (y a los ruidos en particular) constituyen el principal límite al desarrollo de los aeropuertos en la ciudad y sus suburbios. Sus efectos se agravan por el insuficiente control de la urbanización de las zonas aledañas.
Deben intensificarse los esfuerzos para reducir estos daños. Además, el régimen de ayudas a la insonorización debería ser simplificado y dotado de financiación suficiente.
6.- La saturación del aeropuerto parisino Charles de Gaulle podría alcanzarse entre 2020 y 2030. A pesar de las numerosas incertidumbres que subsisten sobre este plazo, el futuro de esta plataforma todavía no ha sido objeto de una estrategia clara.
En su informe, El Tribunal de Cuentas formula varias recomendaciones precisas para remediar estas dificultades y contribuir a la realización de las infraestructuras aeroportuarias francesas. Yo me quedo con Forges:


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