
La burocracia profesional tiene como característica distintiva otorgar una mayor autonomía a sus trabajadores, con satisfacción y formación elevada, y trato directo con los “clientes”. Para Mintzberg, referencia obligada en los modernos estudios de la teoría de las organizaciones, en esas instituciones la autoridad tiene más carácter sapiencial que jerárquico, es decir, está más vinculado a los conocimientos detentados por las personas, que a la posición que ocupan en el organigrama. Su principal mecanismo de coordinación es la “normalización de habilidades” y los principales parámetros de diseño son la preparación, la especialización horizontal y la descentralización, tanto vertical como horizontal.
Un Tribunal de Cuentas es una burocracia profesional, donde fundamentalmente trabajan especialistas (auditores) muy capacitados y con un amplio control sobre su propio trabajo. El ápice estratégico y los responsables de la Alta Dirección de la Institución son reclutados de muy diversos procedimientos, fundamentalmente por los Parlamentos respectivos.
Los auditores como “brain workers” La economía del conocimiento aporta un nuevo tipo de trabajador: el brain-worker (R. von Gizycki, W. Ulrichi. The brain-workers, Oldenbourg Verlag, München 1988) que controlan la «inteligencia» de los sistemas productivos. De ellos se dice (Emilio Fontela Montes. “Universidad, economía de mercado y sociedad de la información”. Revista Valenciana de Estudios Autonómicos. Nº 15/1997) que poseen cerebros capaces de estructurar sistemas complejos, de reducir la complejidad a relaciones simples. Acumulan todas las técnicas de solución de problemas; practican el razonamiento transversal; transfieren experiencias entre campos de actuación. En todas las Instituciones serán cada día más indispensables, para mantener la flexibilidad innovadora, para promover la diferenciación, para anticipar y resolver problemas.
Los brain-workers constituyen un grupo humano muy peculiar; viven inmersos en redes personales (como tu-lector- y yo-autor) por las que circula información sobre las nuevas técnicas, incluso durante la fase de desarrollo, como nos recuerda Enrique Dans.
Los brain-workers, para Fontela, tienen “sed de conocimientos”, se implican en asuntos sociales, en general son anticonformistas y problemáticos y sus características son:
1. Competencia/conocimiento
1.1 Capacidad técnica: Metodología científica
1.2 Interdisciplinaridad
- Conocimientos
- Conocimientos económicos, sociales, políticos
- Solución de problemas por transferencias de experiencias
1.3 Capacidad emprendedora
- Orientación de colaboradores
- Generación de ideas e implementación
- Comprensión de problemas con el punto de vista del demandante
- Aceptación de información de todas las fuentes posibles
2. Características personales/aptitudes
2.1 Relaciones interpersonales
- Trabajos en grupo
- Aptitud para la comunicación
- Rapidez y exactitud
- Capacidad de venta de sí mismo
- Transgresión de reglas si estas constituyen obstáculos
- Capacidad de persuasión
2.2 Personalidad
- Persistencia, perseverancia
- Confianza en su capacidad intelectual
- Capacidad para el esfuerzo
- Capacidad de riesgo
3. Aptitud para el razonamiento
3.1 Razonamiento intelectual
- Pensamiento en redes de impacto
- Razonamiento analógico de impacto
- Razonamiento analógico y heurístico
- Orientación sistemática, abstracción
- Razonamiento estético
- Capacidad de estructuración
- Simplificación de fenómenos complejos
- Contexto común para objetos de diferentes disciplinas
3.2 Razonamiento emprendedor
- Capacidad de reflexión conjunta estratégica-tecnológica
- Creatividad, innovación
- Aprendizaje rápido
- Preguntas simples para interpretar problemas complejos
- Aprende con los errores
- Improvisación
- Fantasía, visión
Mientras se suprimen puestos de trabajo duros, alienantes o repetitivos; se amplían las plantillas de brain workers, de investigadores, de técnicos del funcionamiento sistémico y de trabajadores adscritos a burocracias profesionales, como muchos de los auditores públicos. A todos ellos se les debería reclutar inicialmente según una formación predefinida, pero se moverán después en función de su calidad, creatividad y versatilidad.
Con la incorporación el día 26 de marzo de los nueve Técnicos de auditoría (A-24) y tras la toma de posesión, el 9 de marzo pasado, de los Auditores (A-28), culmina la primera parte del proceso de selección de personal del área de fiscalización de la Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias.
Son personas extraordinariamente formadas y con experiencia en trabajos de contabilidad o auditoría que, en mi opinión, serán un extraordinario referente de esta Institución.

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