Foto: disfrutando de la eterna primavera con el Rector del politécnico, D. Efrén Barrera.
El día 7 de diciembre tuve la oportunidad de pasar un par de horas con una veintena de funcionarios de el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid para hablar de los retos de la gestión universitaria. Una modesta contribución para enriquecerme con la realimentación que este tipo de charlas produce.
Así, pude enterarme de que la Constitución Colombiana garantizó la autonomía universitaria en unos términos muy amplios. Las Instituciones de Educación Superior pueden también determinar el precio de las matrículas de sus cursos. El Instituto Politécnico, con unos 15.000 alumnos, deseaba fijarlos en función de criterios sociales. Lo primero que nos viene a la cabeza es vincularlo a la declaración de la renta. No les pareció fiable este indicador, en un país con elevado fraude fiscal. Había que encontrar otro signo más determinante.
Se optó por dos indicadores, que ponderan igualmente en la fijación del precio: el centro donde el estudiante ha cursado el bachillerato y la zona de residencia censal de su familia. Se pueden encontrar muchos argumentos en contra, pero la facilidad de comprobar estos datos, de enorme contenido social, pareció adecuado para graduar el precio del curso, entre 200$ y 500$, en función de esas variables. Muy interesante y práctico.
Las teorías de la nueva gestión pública persiguen transformar las burocracias públicas en gobiernos productivos y eficientes. La Universidad es un sistema complejo y delicado, sin duda, encargado de generar y transferir conocimiento en régimen de alta competitividad, nacional e internacional, luchando por fondos y contratos, subvenciones de investigación o nuevas instalaciones.
En el ámbito académico, la competencia comienza generalizarse. Como muestra de que esto es una realidad, también en Colombia, podéis ver la foto, donde estoy entre el profesor José Manuel Canales (Universidad de Alicante) y Carlos Pina (Tribunal de Contas de Sergipe-Brasil) dentro de un vagón del Metro de Medellín, vemos un ejemplo de la proliferación de anuncios de todo tipo informando de la existencia de titulaciones “acreditadas” tanto de grado como del nivel de máster o doctorado. Aprovecho para recordar que la Organización Mundial del Comercio lleva años exigiendo liberalizar el establecimiento de universidades fuera de las fronteras nacionales respectivas.
Esto puede realizarse con mejor o peor eficacia, pero algunas Instituciones buscan la certificación de la gestión de la calidad por los centros normalizadores oficiales de su país. Por ejemplo ver esto en la web del Politécnico.
Julio Andrés Serna, que veis en la foto posterior a este párrafo, es directivo del vicerrectorado de Docencia del Politécnico de Medellín y mi asistente en la visita académica a la reunión con los gestores del “poli”, como cariñosamente llaman todos al centro universitario. Estaba bastante ocupado, como pude observar, porque en unos días tenia su primera auditoría externa de calidad, para la obtención de la apreciada certificación oficial colombiana. Es un reto en el que está involucrado todo el gobierno universitario.
Es una pincelada de lo que está ocurriendo en todos los lugares: la pugna de las universidades para lograr la excelencia. Para quien se queda atrás, un chiste, desde el aeropuerto de Barajas, en la última conexión del periplo: dos indígenas cazan en la sabana africana; alertados por el cercano rugido de un león, el más avispado tira su lanza y empieza a ponerse a toda prisa unas zapatillas, a lo que su compañero apunta escéptico «¿No pretenderás correr más que el león?». ¡No!- contesta el primero- ¡me basta con correr más que tu!
A continuación, a 70 kilómetros de Medellín, el Puente de Occidente sobre el río Cauca, cuenta con 292 metros de longitud, sin ningún tipo de pilares dentro del río, puede resistir hasta 255 toneladas de peso. Toda una experiencia atravesarlo con el chófer del Rector Barrera. Fue construido a finales del siglo XIX por el ingeniero José Manuel Villa, quien había estudiado en los Estados Unidos y había participado en la construcción del puente de Brooklyn. También encontré una simpática inscripción de su remodelación, con recuerdo del «fiscalisador» de turno.
Que buen reporte de todo lo que lograsteis hacer por estos lares. Gracias por la mencion tan especial al » Poli » . Supe que cantasteis musica gregoriana en Santa Fe de Antioquia y que el obispo los participo de su estancia en el palacio arzobispal, son cosas que no contaisteis para que tus coterrareos sepan de otras actitudes que poseeis. Un abrazo de hermano y sabes que cuentas con nosotros. Nos vemos en Alicante.
Francisco de Paula Osorio. Vicerrector Administrativo.
Respuesta: en efecto, los ensayos de Ramón Muñoz y Manuel Rodríguez están grabados por mi cámara. El Arzobispo les oyó cantar desde su despacho y bajo raudo a hacerles entrar (¡en razón!). Un abrazo. Antonio Arias.
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