
Por Inocencio Hernández González. Consejero de la Audiencia de Cuentas de Canarias, que cesa este mes.
El día 22 de marzo del presente año, asistiendo al IX Premio periodístico de la Revista de los Órganos Autonómicos de Control Externo “AUDITORÍA PÚBLICA”, el amigo Antonio Arias me pidió un artículo para su página web.
En el citado acto el Presidente de la Cámara de Comptos de Navarra D. Luis Muñoz Garde, intervino en una conferencia sobre el “Control Externo: Parlamento y la Opinión Pública”, y expresó su opinión sobre la relación de los OCEX con los medios de comunicación y como debían ser los mismos.Coincidí en casi todo con el conferenciante y al hacerme unas reflexiones, decidí en ese momento que el artículo que iba a enviarle al amigo Antonio Arias, iba a tratar sobre ese tema.
Partimos de un principio elemental. La sociedad tiene el derecho, y también el deber, de conocer como es el uso de los fondos públicos, siendo el fin último, el bien común de todos.El conocimiento de todas las actividades desempeñadas por los poderes públicos, especialmente la del uso de los fondos públicos, ya que éstos pertenecen a los ciudadanos que es cierto que puede ser complicado, pero desde luego no imposible, hacer que todos sean responsables de los caudales públicos, en mayor o menor medida.
Así pues, se debe confirmar la Comunicación como una actividad de carácter colectivo donde el conjunto de la sociedad participe, ya que así podemos hablar de auténtica cultura democrática basada en la participación y la transparencia.
En el ámbito público, la Comunicación pasa así a ser doblemente necesaria y, sin olvidar que su objetivo es contribuir a la máxima eficacia de las instituciones.
La Comunicación es esencial para una sociedad que avanza, y por lo tanto lo es para sus Instituciones, por lo que adquiere un valor determinante en los órganos de control y fiscalización, por eso la función principal de los OCEX debe “hacer llegar a la opinión pública la labor que cotidianamente desempeñan y dar cumplida cuenta de su funcionamiento” . Se trata de cumplir dos objetivos:
- 1. El derecho del ciudadano a estar informado del destino de los fondos públicos.
- 2. El deber de las Instituciones públicas de rendir cuentas ante la sociedad.
El principio de una Institución se consolida con la transparencia de los intereses generales a los que sirve.
Resumiendo, la Comunicación debe basarse en la independencia, objetividad y responsabilidad.
La Comunicación contribuye a crear una verdadera cultura democrática, basada en el interés general, haciendo partícipe al ciudadano de una actividad que le afecta, y aquí radica uno de sus retos más difíciles e interesantes, el de hacer partícipes a los ciudadanos.
La Comunicación debe convertirse en un activo, que sirve para que los órganos de control sean más conocidos y valorados. La parte que tienen los OCEX para comunicarse es a través de su principal papel que viene reflejada en los informes de fiscalización.
Por lo tanto, debe sistematizarse un procedimiento para dar a conocer estos trabajos a los diferentes medios de comunicación y que la Institución sea percibida como una fuente regular de informaciones de interés, y que, por lo tanto, se conozcan y comprendan los trabajos que hace.
Para el fortalecimiento de las Instituciones en un régimen democrático debe admitirse, que aparte del control parlamentario, ejercido por la oposición, y el control externo, también debe existir un control periodístico, que llegue a la ciudadanía.
La sociedad de la Comunicación sobre la que se asienta la democracia en el S. XXI, exige una información ágil que sea igual para todos los ciudadanos que tienen un derecho fundamental a estar debidamente informados, si la información se demora, el proceso se vicia y se convierte en una trampa.
Una sociedad es tanto más democrática cuanto más capacidad tengan los ciudadanos a controlar a la Administración y de formarse un juicio cabal sobre su comportamiento. Los órganos de control ya han entrado en la era de la informática, pero les queda entrar, salvo algunas excepciones, en la era de la Comunicación.
En un momento histórico como éste marcado por el llamado fenómeno de la globalización y de las tecnologías de la información no cabe duda, que éstas pueden ayudar y mucho en el correcto funcionamiento de los Órganos de Control, ¿Cómo? Dando la posibilidad al contribuyente y ciudadano de conocer de manera directa lo que dichas instituciones estén desarrollando como actividades principales, y de saber de manera fehaciente y pormenorizada los mecanismos que se utilizan y emplean en las actividades de control a las instituciones públicas. Claro está, que el camino no ha sido ni es ni será fácil, pero no por ello imposible, el lograr mecanismos y órganos de control, adecuados a una sociedad madura y democrática que demanda buena gestión, transparencia en el uso de los caudales públicos, y para ello sin duda la comunicación debe ser un pilar fundamental.


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