
El diario económico Expansión dedica su editorial de hoy al Coste del ineficiente Estado Autonómico. Toda una declaración de principios, que concluye que los gobiernos regionales han disparado sus nóminas de funcionarios, incurriendo en duplicidades y agravios salariales respecto a los empleados del Estado; han emprendido una desenfrenada carrera por crear cada vez más empresas públicas de dudosa justificación incurriendo en una competencia desleal con el sector privado; han creado unas carísimas televisiones públicas como mero instrumento de propaganda al servicio del Gobierno de turno; «han intervenido recortando parcelas de libertad en importantes sectores de la economía, y han desplegado una auténtica madeja legislativa y burocrática que no está siendo inocua para el funcionamiento económico del país», dice.
Varios períodicos han glosado el reciente informe de la revista británica «The Economist», que ahondaba en la misma línea: el Estado autonómico es un galimatías., Además está «la bola de nieve del endeudamiento autonómico, que no deja de engordar», concluye el editorialista de Expansión, en una crítica al sistema, más que a opciones políticas, pues la patología afecta a todos los colores políticos. Las CCAA, con una deuda media del 6%, tiene en la cúspide a Gobiernos tan distintos como el Valenciano (11%) y el Catalán (8%).
El periódico continúa, en su interior, con un artículo donde analiza el crecimiento del número de empleados de las CCAA, así como las televisiones autonómicas, que costaron globalmente 945 millones de euros durante el pasado año, una media del 9% más: 119 euros por hogar. Hace unos días supimos que la Unión Europea quiere más control en la discrecionalidad para asignar los recursos públicos a las televisiones públicas, de modo que no se altere la competencia con las cadenas comerciales.
Algunas regiones han implantado políticas de austeridad, reduciendo o congelando en número de Altos Cargos o el montante de gastos corrientes, como la publicidad institucional. Apenas una gota de agua …

Nuevos paradigmas …
La vuelta del partido Demócrata a la Casa Blanca me hace reflexionar sobre cuál será el modelo de gestión pública de Obama. No creo que sea muy distinto del planteado por el equipo Clinton-Gore, aunque presenta ciertas incógnitas, en un futuro marcado por las restricciones presupuestarias.
Esto me ha hecho recordar a los gurús del pensamiento administrativo de la Administración Clinton: David Osborne y Ted Geabler. Autores del best seller, La reinvención del gobierno (Paidós, 1994), proponían un modelo, designado como gestión pública empresarial, que supuso un cierto revulsivo en la burocracia norteamericana. Viene bien recordar aquel decálogo:
1. Gestión Pública inspirada por misiones: Las instituciones públicas tradicionales están dirigidas por reglas y procesos. No obstante, las organizaciones empresariales tienden a minimizar las reglas y ponen su enfoque en definir claramente su misión y objetivos.
2. Gestión Pública orientada hacia los resultados: La preocupación de la gerencia pública debe cambiar de prioridad; de inputs y procesos a resultados. El desempeño se debe evaluar por la calidad de los resultados, no necesariamente por el fiel cumplimiento de los procesos formales. Las organizaciones exitosas son las que van encaminadas a buscar soluciones, confiar en los empleados y medir los resultados de su trabajo.
3. Gestión Pública orientada hacia los clientes: El propósito del sector público es servir a sus ciudadanos, redefinidos como clientes (e-gobierno).
4. Gestión Pública orientada al mercado: Evitar que los programas gubernamentales respondan a decisiones políticas o grupos de intereses particulares, sin tomar en consideración la opinión pública.
5. Gestión Pública previsora: La planificación estratégica permite visualizar el futuro de la organización, identificar los problemas más urgentes o prioritarios, y adoptar los objetivos, decisiones y acciones para alcanzarla. Su función principal será prevenir los problemas antes de que surjan; eliminar o disminuir la tendencia de ofrecer servicios de forma desarticulada e incremental.
6. Gestión Pública catalizadora: Transformar el sector público tradicional, proveedor directo de servicios, en uno facilitador, promotor o coordinador, que armonice y active las iniciativas del sector privado. Se deben diferenciar las decisiones sobre dirección o formulación de políticas de las actividades relacionadas con la prestación directa de los servicios (“separar el timón de los remos”).
7. Gestión Pública competitiva: Exigir criterios de competencia en la prestación de servicios mediante la auto-eliminación de los monopolios para reducir los costos de los servicios y aumentar su calidad. Al promover la competencia entre proveedores (sector público vs. sector privado) se mejorará la productividad, los costes y se estimulará la innovación, la eficiencia y la responsabilidad de la gerencia pública, creando un sentido de mejor aprovechamiento del presupuesto público.
8. Gestión Pública descentralizada: Otorgar mayor grado de autoridad para tomar decisiones a los funcionarios en los niveles más bajos de la organización; acercar las decisiones a los niveles más próximos a los clientes; reducir las jerarquías burocráticas y fomentar la participación y el trabajo en equipo.
9. Gestión Pública de la comunidad: Fortalecer las comunidades y la participación de los ciudadanos en las decisiones gubernamentales, Otorgandoles poder y disminuyendo el control burocrático. En síntesis, significa reducir el poder a los funcionarios y devolvérselo a los ciudadanos.
10. Gestión Pública empresarial: Un concepto de empresario o gestor como persona con la capacidad de cambiar o trasladar recursos (económicos, humanos, tecnológicos y de conocimiento) desde zonas de baja a alta productividad y rendimiento. Desde esta óptica, la característica que define al «gerente» es la búsqueda del cambio, responde a él y lo explota como una oportunidad. Ello implica desarrollar la capacidad para analizar el cambio, buscar oportunidades, evaluar los riesgos y diseñar las estrategias de innovación organizacional más apropiadas a cada situación.


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