Se inauguró ayer el 24 Congreso de los Tribunales de Cuentas de Brasil. La autoridad local encargada de hacerlo fue la Gobernadora Wilma de Faría, que además es hija de un antiguo presidente del Tribunal de Cuentas de su Estado, Río Grande do Norte. Los Españoles somos tratados con el mayor de los cariños y «acompañamos» afectuosamente a las autoridades, como veis en la foto donde Victor Faccioni, presidente de ATRICON, la Asociación de los Tribunales de Cuentas brasileños, se dirige a nosotros.
Brasil es un país acogedor. Basta escuchar su himno: en lugar de hablar de las valientes escenas guerreras más o menos inventadas, como el resto de los Estados, los brasileños evocan la naturaleza, los bosques, el canto de sus pájaros y azul del cielo. Tome nota la comisión española que tiene la misión de escribir el texto del nuestro. Además han tenido la sensibilidad de dar el nombre del popular cantante Tom Jobím al aeropuerto de Río de Janeiro. ¿Se imaginan el aeropuerto de Barcelona llamándose Joan Manuel Serrat?
Los brasileños son extremadamente protocolarios y las inauguraciones son eternas: todos tienen placa y cumprimentos en el cincuenta aniversario de la creación del Tribunal anfitrión. Hasta un matasellos cuyo primer uso se hace ante el público asistente.
Las dos primeras conferencias corrieon a cargo del Presidente del Tribunal de Cuentas de la Uniao, Walton Alencar , y del Presidente del Tribunal Supremo, Augusto Delgado. En nuestro campo, los brasileños están extremadamente preocupados por dos cosas: la corrupción y la modernización institucional.
Alencar trajo al congreso un mensaje nada condescendiente: necesitamos «repensar» las instituciones y cambiar la forma de actuación. “No somos sólo fiscales de la ley, somos también fiscales del presupuesto público, pues en él está la delegación dada por la sociedad para que el Poder Público gaste los recursos, a duras penas entregados por todos nosotros, para que los objetivos sociales, políticos y económicos sean alcanzados”, enfatizó.
De la lectura de la prensa local, encuentro los mismos tópicos: el sindicato médico protesta contra la conversión de hospitales en fundaciones, una comisión parlamentaria de investigación sobre las ONG’s y la polémica inauguración mañana del monumental puente de Natal, en cuyos festejos se piensa emplear 1.15 millones de reales (ochenta millones de las antiguas pesetas) con cierto escándalo mediático .
Arriba, escuchando el himno brasileño. Abajo, una foto desde la mesa presidencial. Más abajo, una de las conferencias.
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