Pocos poemas me emocionan tanto como “Los justos” de Borges. Resume en doce líneas varios ejemplos de bondad, de sacrificio y de humildad y que termina con esa histórica frase “están salvando el mundo”. Actitudes sencillas y humanas, como acariciar un animal dormido o jugar un silencioso ajedrez, permiten extraer de la vida cotidiana rasgos excepcionales.
Mas allá de los héroes que tienen escrito su nombre con letras de oro en la historia, hay muchos seres anónimos por moverse en trabajos de riesgo que solo adquieren rostro cuando se sacrifican. También conciudanos que ayudan a personas también anónimas para ellos, y que nos hacen reconciliarnos con la sociedad en estos tiempos en que el altruismo cotiza tan poco y su existencia es ocultada por el expolio, el fraude o el egoísmo.
Me refiero a esa cantidad de gente buena, de honrados funcionarios y políticos, que son muchos y que trabajan cada día con responsabilidad, frente a las noticias sobre corrupción que nos alarman tanto durante los últimos tiempos. Los héroes anónimos no llegas a los telediarios y si lo hacen, duran muy poco.
Al respecto, mi preferida es la noticia de 2008 sobre valentía de un doctor, Martin, que no dudó en pagar con su tarjeta de crédito la factura de 17.000 euros por un jet privado para hacer llegar el material médico vital para un pionero trasplante de tráquea en Barcelona. Al parecer, la aerolínea de bajo coste Easyjet, en el último momento, no dejó embarcar al equipo cuando faltaban sólo unas horas para echar a perder el trasplante. Mucha gente se hubiera rendido en la puerta de embarque, pero ese médico sacó su tarjeta y resolvió la situación alquilando un chárter exclusivo. “Será por perres”, diríamos en Asturias. Aunque cuentan las crónicas que el importe le fue reembolsado, yo, que he sido interventor y ahora auditor, no quiero pensar las calvario explicaciones que debió de dar este héroe para recuperarlo. Hoy que las tarjetas de crédito están bajo sospecha, incluso cuando son fiscalizadas, previa justificación, esta anécdota me parece deliciosa.
Bueno, en realidad sólo quería felicitaros las Navidades, pero me he enrollado. Sed justos y benéficos, al menos en estas Fiestas.
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